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sábado, 4 de octubre de 2014

Breve desarrollo y soporte temático para la IIª Edición del Certamen Internacional de Cartón « Toros Sí, toreros No »


« Afición y tauromafia: méndigos y mendigos contra una cultura de paz y de salud »


Bases del certamen: http://torossitorerosno.blogspot.mx/2014/10/certamen-internacional.html 



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I) Nuestro tema en un vistazo: Resumen en dos párrafos

TEMÁTICA:

     El Certamen Internacional de Cartón « Toros Sí, toreros No » (1), en su edición 2014 convoca a los creativos, dibujantes y caricaturistas a expresar su opinión a través de la siguiente propuesta, que cada participante podrá abordar y desarrollar en su(s) cartón(es) de forma crítica y satírica en torno a los personajes que a continuación se describen: los méndigos, y los mendigos.

    ~ Los méndigos* (o sea, « el pueblo del toro »: el público y la afición tauricida)

     Personajes inimaginablemente egoístas y crueles, los tauricidas (asesinos de toros) son seres despiadados que, sin el menor escrúpulo ni recato, acuden en sus ratos libres a un coliseo donde pagan dinero a fin de mirar y de ser partícipes, confortablemente instalados en una grada, de un ritual sacrificial (2) consistente en que una pandilla de verdugos disfrazados de guiñoles acosen, hostiguen, hieran y acribillen a arponazos, lanzazos, cuchilladas y espadazos a una víctima designada, a un individuo aislado y acorralado en un cerco letal, hasta verlo desplomarse y arrastrarse lastimosamente, vomitando sus pulmones por la nariz y la boca sobre la arena.
Una vez caído, dejado tetrapléjico a puñaladas en la nuca pero aún consciente, y enseguida mutilado en carne viva para extraer de él macabros « trofeos » (la(s) oreja(s) y el rabo cercenados), el desdichado será todavía arrastrado implacablemente por la cabeza hasta un destazadero, y pronto remplazado por otro inmolado más, otro « juguetito » nuevo que sufrirá las mismas sevicias y tormentos para goce, beneplácito, y jarana de la turba de sádicos delirantes y a menudo alcoholizados, caterva perversa que perpetúa estas prácticas execrables a través del reclutamiento sistemático, del adoctrinamiento, y de la corrupción de la infancia desamparada.
* Méndigo: término coloquial para designar a una persona ruin, mezquina, despreciable (un ojete, o según el argot específico de algunos países de habla hispana, un adefesio, un sorete, un cagón, etc.).

     ~ Los mendigos (es decir, « la tauromafia »: los empresarios y ganaderos taurópatas)

     Traficantes de vidas y negociantes de almas (3) poderosos e influyentes quienes, no satisfechos con lucrar con el sufrimiento, la agonía y la muerte de seres indefensos y completamente inocentes – los toros y caballos a su meced – explotan sin clemencia a una clase laboral vulnerable, a la vez que fomentan y avivan en la sociedad, por medio de brutales espectáculos de sangre y de muerte, el embrutecimiento intelectual, el aniquilamiento ético, el envilecimiento moral, la degeneración social, la violencia familiar y de género, y la corrupción de las clases sociales y política.
Para poder ejecutar estos inconcebibles atropellos en el marco de una sociedad que, en su enorme mayoría, repudia abiertamente estas actividades depravadas, recurren a medios de comunicación estipendiados, a compadrazgos enviciados, a asociaciones altruistas embaucadas y a políticos corruptos, por medio de los cuales buscan sustraer fondos estatales y subsidios extirpados del erario público que les permitan financiar los eventos en cuestión, y obtener así jugosas ganancias personales. Sin embargo, el descrédito general, la creciente animadversión popular y la gradual toma de conciencia de la población, suscitan que este nauseabundo negocio se vea cada día más comprometido, obligando a sus lúgubres instigadores a vagar impúdica y miserablemente de puerta en puerta, mendigando de un cabildo a otro, limosneando en los ayuntamientos el dinero del pueblo y de las comunidades, cuyas arcas son saqueadas…

~ Considerando las características de los personajes arriba referidos y sus sórdidas actividades, resulta evidente que estos merecen la más cuidadosa y apremiante atención profesional por parte de las instancias competentes médicas, políticas, legales y carcelarias – tanto por el bienestar de los propios interesados como para garantizar la seguridad de las personas que orbitan en su entorno –, en nombre y cuidado de una sociedad que se quiere compenetrada, comprensiva y, sobre todo, compasiva hacia sus elementos más rezagados, pero también justa para con el grueso de la población que la compone, y cuya protección, seguridad, y salud cabales, nuestras autoridades tienen la obligación de garantizar.

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ALGUNOS VIDEOS

• « Nadie ama ni respeta más al toro que un taurino »: https://www.facebook.com/video/video.php?v=287864924563100
• « Corridas de toros: una tradición de cruel cobardía »: https://www.facebook.com/video/video.php?v=311534022196190
• « Descabello y corte de orejas »:
• « Aprender a matar », documental sobre las escuelas taurinas y la infancia: https://www.facebook.com/#!/video/video.php?v=285754974774095
• « Animal », documental antitaurino de Ángel Mora: http://www.youtube.com/watch?feature=player_detailpage&v=ysI1Bkjg7EA
• «  La última faena », vida y testimonio de Álvaro Múnera Builes, ex matador de toros: http://www.vimeo.com/18850686http://www.vimeo.com/18850686


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II) « Afición y tauromafia: Méndigos y mendigos contra una cultura de paz y de salud »
BREVE DESARROLLO Y SOPORTE TEMÁTICO

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Presentación

     Si bien es cierto que a menudo la ficción supera a la realidad, son pocos los ámbitos en los que esta desconcertante paradoja se verifica de manera tan asombrosa y cruda como en el sórdido universo de la tauromaquia.
Sangrienta masacre perpetrada en el marco de un ritual sacrificial en pleno siglo XXI (3), las corridas de toros son residuos tribales y atávicos, « islotes de barbarie » opuestos a la civilización, según la definición del Profesor Ferrater Mora, consistentes en cruentas y arcaicas escabechinas durante las cuales un individuo inocente y aislado, previamente arrancado a su manada, a su entorno cotidiano y a su hábitat natural, es acorralado en un redondel cerrado y lacerado con hierros e instrumentos punzocortantes por una banda organizada de matones profesionales y curtidos. Torturado de forma lenta, metódica y codificada hasta ser asesinado y mutilado en medio de gritos, silbidos y aplausos, fallece tetrapléjico por asfixia tras serle destruido el bulbo raquídeo, todo ello ante la mirada gozosa y morbosa de una pequeña comunidad de marginales perversos y retorcidos.
Por encima de esta masa amorfa, amoral, torpe y cruenta, hallamos a los cabecillas de esta horda de bárbaros, los dirigentes y capos de lo que, en la jerga del medio, se conoce como la « tauromafia »: un sector discreto, obscuro, tortuoso, desalmado, compuesto por personalidades renombradas de los medios de los negocios y de la política quienes, bajo cubierto de una cuidada imagen pública y a través de una compleja red de tráficos e influencias, llevan las riendas de esta siniestra actividad. Poseedores de incalculables fortunas, estos personajes sinuosos son por todos conocidos a través de la imagen aseptizada y demagógica que proyectan por medio de sus empresas prestigiosas: industrias, bancos, sociedades y demás pantallas en las que, gracias a comunicadores lambiscones y estipendiados, se exhiben como figuras exitosas, triunfantes, ejemplos a seguir por la sociedad y símbolos mismos de una burguesía rampante generalmente rústica y rural, vana, soez, vulgar, vetusta y advenediza, pero acreditada, acaudalada y todopoderosa, al grado de poder permitirse todas las transgresiones.
¿Quiénes son todos estos extraños personajes que, capaces de semejantes abominaciones, caminan entre nosotros libremente y en toda impunidad? Conozcámoslos ahora, pues es a ellos nada menos a quienes está dedicada la segunda edición de nuestro Certamen Internacional de Cartón « Toros Sí, toreros No » a través de dos propuestas, dos sugerencias creativas que, de forma crítica y satírica, cada participante podrá abordar y desarrollar libremente en sus cartones: los méndigos, y los mendigos:

     ~ Los méndigos (o sea, « el pueblo del toro »: el público y la afición tauricida)

     Los tauricidas, o taurópatas comunes, « aficionados taurinos » como les dicen algunos, son en realidad literales adictos patológicos a estos rituales brutales y sangrientos que son las corridas de toros y otros « festejos » salvajes de índole similar. Estos personajes son seres burdos, mórbidos, arrogantes, altaneros, que se rigen por dogmas sectarios y pseudo « valores » tribales, mismos que los llevan a llamarse a sí mismos, con una especie de petulante orgullo, « el Pueblo del Toro », y a considerarse entre sí como integrantes « selectos » de un « Mundillo » (sic) « exclusivo » y marginal. Muy marginal, de hecho, ya que en efecto, en los escasos ocho países del mundo (4) en los que estas actividades aún subsisten, dichos usos, costumbres y principios no sólo son ajenos a los del grueso de la población, sino además reprobados firmemente por esta última, que lógicamente no ve en tales fundamentos de ferocidad más que el objeto de un disgusto natural y de un asco cada vez menos disimulado. La conclusión de esta auténtica secta de maniáticos ante la malquerencia general, es, naturalmente, que toda esta aglomeración humana estaría conformada por una tropa de « hipócritas », una masa « ignorante » y, como ellos afirman, « inculta ». Sobre todo « inculta », increpan con soberbia, ya que, evidentemente, esta clase de personajes, en un intento cada día más desesperado por proteger el objeto decadente y declinante de sus pulsiones enfermizas y malsanas (5), y de justificar a como dé lugar sus retorcidas inclinaciones, velan sus fechorías bajo un rebuscado barniz de metáforas y artificios semánticos llevando el descaro hasta calificar sus carnicerías de « arte »... Curiosamente, mucha gente se extraña ante esta escabrosa afirmación, en apariencia sorprendente, pero que en realidad es la más lógica del mundo: en efecto, ¿qué otra cosa podrían decir? ¿La verdad sobre sus actos? ¿Puede acaso imaginarse algo más ruin y obsceno que armar toda una puesta en escena e instituir una supuesta estética alrededor de la desesperación, de la zozobra, de la agonía y de la muerte de un ser inocente que es acorralado en un circo y enseguida carneado a arponazos, a lanzazos, a espadazos, a cuchilladas?
Y es que, seres carentes de toda capacidad de empatía, profundamente crueles y totalmente incapaces de concebir la menor noción de piedad y de compasión por su víctima designada, los tauricidas, recua de sanguijuelas lerdas, cirróticas y colesterosas, saborean y degustan sus matanzas dominicales confortablemente instalados en una deslucida butaca y rociándolas con una infaltable dotación de garrafas de vino o de cerveza, dado que su singular sed de sangre (ajena) no tiene igual más que en su no menos proverbial avidez por el alcohol, pócima irresistible que fluye a raudales durante sus ceremonias fieras y demás solemnidades relacionadas. Un ejemplo entre tantos otros, citemos a las célebres Pamplonadas, bacanales orgiásticas que, en medio de esputos, orines y estertores, terminan infaltablemente en bestiales merluzas, golpizas, e incluso violaciones francas que sazonan ese plato fuerte que es el sacrificio de los inmolados de la jornada.

Al respecto, es doloroso pero necesario señalar que los niños son participantes activos en estas deplorables hecatombes, ya que, preocupados por asegurar la permanencia de sus holocaustos, los taurópatas recurren en lo que concierne a estos críos a tres procesos de (de)formación y formateo, a saber, el reclutamiento, el adoctrinamiento y la corrupción de la infancia (6). A la larga, enajenados sistemáticamente, insensibilizados y destruida su inclinación natural por la empatía, habiendo desarrollado el gusto por las armas y la sangre, estos chiquillos enviciados, depravados, psicopáticos, serán el suelo fértil que permitirá a los bárbaros perpetuar la semilla de su ralea perversa y la continuidad de sus abominables festejos de sangre, mismos que de forma altisonante designan como « tradición »... Si bien todo lo antes mencionado es escandaloso, nada de esto debe asombrarnos, cuando consideramos la naturaleza y la inmoralidad exterminadoras de individuos como estos, que no conciben al mundo sino desde la perspectiva del depredador, es decir, con base en la ley de la jungla, en la relación de fuerzas, la imposición violenta del poderoso sobre el débil, al cual niegan todo derecho y cosifican de oficio para demolerlo mejor. Un universo feroz donde no hay lugar ni cabida para misericordia alguna.

Terminemos señalando que, a contrapié del aludido ardid de la « tradición », insidioso subterfugio, hoy en día, en la segunda década del siglo XXI en la que vivimos (no está de más recordarlo por aquello de que alguno de estos especímenes aún no se hubiera enterado), la ciencia ha probado no sólo que los animales – en este caso preciso los toros y los caballos – son seres sintientes, sensibles, pensantes, que cuentan con la capacidad de sufrir tanto física como psicológicamente, sino que también están dotados de intereses particulares, de sentimientos, y de una consciencia plena (7). En una palabra, que son individuos: sujetos únicos, irrepetibles, valiosos, y cuya vida es por consiguiente inestimable, preciosa.
Aun así, y confrontados a esta realidad demostrada e irrefutable, antes que ceder a la voz de la razón y de la humanidad, los frenéticos e híper violentos (8) tauricidas prefieren atrincherarse en una porfiada ofuscación, en una alienada obcecación, blandiendo como argumento para « justificar » su anómala contumacia el sainete de sus hipotéticas prerrogativas de « libertad » y de « derecho », entiéndase la artificiosa potestad de ignorar y de pisotear los derechos del otro a fin de privilegiar los propios, y de arrogarse la facultad de torturarlo, de asolarlo, de destruirlo despiadadamente, buscando así satisfacer sus más egoístas, bajas, y pérfidas pasiones. 

    ~ Los mendigos (es decir, « la tauromafia »: los empresarios y ganaderos taurópatas)

     Los empresarios y ganaderos « taurinos » suelen presentarse como negociantes y comerciantes honrados, honorables, preocupados por el bien del medio ambiente y dedicados a la crianza de animales con el fin de satisfacer la demanda de un ámbito del espectáculo y de su respetable público; ya hemos visto más arriba qué clase personas componen a éste último, y qué tipo de entretenimiento es el que reclaman... Para ello, estos explotadores reproducen en serie ejemplares de la especie Bos Taurus, el toro común, es decir, ni depredadores ni fieras « carnívoras » como algunos tauricidas lo aseveran (…), sino bóvidos, herbívoros pacíficos que pastan plácidamente mientras no se les moleste, rumiantes apacibles a los que, para efectos comerciales y en virtud de las necesidades del negocio, llaman « de lidia » (etiqueta muy ad hoc para la propaganda y los fines que les son reservados) o « toros bravos ». Tan « bravos », que sólo el 5% de éstos (3% en Francia) llega alguna vez a un ruedo después de pasar pruebas de carácter y respuesta al hostigamiento llamadas « tientas », siendo los demás, es decir el 95%, canalizados directamente a los mataderos… ¡Vaya bravura racial, y vaya compromiso ecológico, cuando sabemos que la industria cárnica es la más contaminante del planeta, la principal fuente de gases de efecto invernadero, y el factor causante n°1 del calentamiento global, según cifras de la FAO y la ONU!

Pero la explotación de estos negreros no se limita a los animales y al ecosistema, sino a todo una colectividad humana conformada, por un lado, por cuadrillas de torturadores y matarifes a sueldo que emiten sonidos guturales, se atavían con grotescos disfraces de piñata, y son llamados ampulosamente por el gremio « maestros » (!); y por el otro, por empleados, subempleados y peones diversos que sufren y viven – o mejor dicho, sobreviven generalmente de pequeñas labores humildes y quehaceres temporales e inestables, tales como faenas de limpieza, manejo de material, transporte de animales, mantenimiento de instalaciones, servicios y traslado de utilería, venta de golosinas y bebidas etc. Obreros sujetos a un tren de vida opaco, arduo y dificultoso, muy contratante con aquel regio, opulento, fastuoso que llevan sus agraciados patrones. Paliando esta espinosa y sobre todo injusta situación, la paradigmática abolición de las corridas de toros en Cataluña en 2010 demostró a qué grado la reconversión de este sector era benéfica y provechosa para estos trabajadores, pero también para toda la comunidad, al cambiar sus ocupaciones precarias por empleos formales y dotados de seguros y prestaciones sociales, y multiplicando a la vez exponencialmente el número de horas mensuales de trabajo – en el caso barcelonés de 2500 a 850 000, es decir, ¡un colosal incremento de x 350! (9). Una realidad patente que, a pesar de las incuestionables mejoras de vida experimentadas por los interesados, la mafia taurina, empeñada en conservar sus ventajas y privilegios, disimula y oculta esmeradamente, diseminando a placer la fábula de una supuesta y fabulosa « derrama económica » generada por la industria tauromáquica, sin importarle el grave daño monetario causado no sólo a sus empleados, sino también al cuerpo social, cuyo desarrollo laboral, urbano, y bienestar económico, frena y obstruye al son de sus caprichos y razzias.
Y es que efectivamente, volviendo a las atroces carnicerías llevadas a cabo en ruedos cada día más despoblados, desertados por una afición menguante, decadente, desperdigada en una sociedad que, en su enorme mayoría, repudia rotundamente actividades tan sucias y repulsivas, la insostenible empresa tauromáquica, además de librarse a chantajes, amenazas, coerciones y extorsiones, recurre, para llevar a ejecución los entretenimientos dantescos que hemos descrito, a confabulaciones y compadrazgos viciados, a la manipulación de asociaciones altruistas, a menudo embaucadas y en ocasiones cómplices, a intrigas con políticos corruptos, todos ellos solapados por periodistas y medios de comunicación estipendiados y que soterran el tema bajo una chapa de plomo. Es por medio de esta vasta red de chanchullos y tráficos de influencia como la tauromafia extiende sus tentáculos para sustraer fondos estatales y subsidios extirpados del erario público, peculios que le permitan sufragar los eventos en cuestión con los impuestos de los ciudadanos, y de paso obtener jugosas ganancias personales a costa de los contribuyentes y de los inocentes masacrados.
¿Cómo es que pueden hacer esto? Operando de manera velada, soslayada y turbia, encubriendo su proceder en conceptos confusos, apelaciones vagas, turbias, equívocas, como « ayudas a la ganadería », « fomento a la cultura », « apoyos a la creación », « estímulos a la industria », « fondos para la restauración del patrimonio », para el « impulso de las artes », etc., etc., que de tal forma pasan fácilmente desapercibidas para la ciudadanía, que no se entera de nada.

Pero aún hay más, y estos daños no son los mayores causados por esta oligarquía agro-empresarial y financiera, cuyas actividades también repercuten de manera muy nociva en la salud pública y familiar, minando subrepticiamente el tejido social.

Hoy en día, ha sido bien estudiado y demostrado por investigadores y las principales instancias en criminología, entre ellas el FBI, que la crueldad contra los animales es un indicador fehaciente de la violencia intrínseca a quien la ejerce, por lo que se le considera una alarma de agresión potencial contra el hombre, toda vez que la fuerte correlación entre el maltrato animal, y el abuso perpetrado contra los seres humanos, ha sido ampliamente probada. En efecto, la crueldad hacia los animales, cualquiera que sea la forma como se le presente y disfrace, es una amenaza seria que revela, de forma inequívoca, características inherentes a una personalidad violenta, cuya agresión y asaltos se focalizarán infaltablemente en la figura más indefensa y débil a su alcance. Esta es la razón por la cual se traduce en violencia familiar, especialmente de género, es decir, contra la mujer, e infantil (10).
Pero esto no es todo, pues más allá del círculo más o menos privado, debemos considerar que las corridas de toros son espectáculos públicos, con lo cual estamos hablando de que constituyen un foro de proyección pública desde el cual se transmiten en la sociedad principios inicuos y, peor aún, anti-valores educativos como por ejemplo la noción de que sería lícito hostigar, dañar, herir, e incluso matar a un individuo aislado a manos de una pandilla de criminales (11) que lo ajustician infligiéndole indescriptibles suplicios. A esto se suma el mensaje funesto de que, además de todo, sería permisible e incluso decoroso lucrar con ese sufrimiento, y hacer de él una función lúdica, una « festividad » para diversión de los demás… ¿Debemos sorprendernos de que, nutridos desde su infancia con modelos cívicos y patrones morales semejantes, y considerando lo arriba señalado en lo referente a los estudios criminológicos, los niños se desarrollen enseguida transformándose en acosadores (« bullying »), en golpeadores de mujeres, en delincuentes, en sicarios? La respuesta es evidente para cualquier persona con un mínimo de discernimiento y de buena fe, y explica por sí misma el cómo y el porqué de las motivaciones que, como dijimos anteriormente, dieron origen a la instancia emitida el 5 de febrero de 2014 por el Comité de los Derechos del Niño de la ONU, máxima autoridad en el mundo en materia de Derechos de la Infancia, requiriendo apartar y proteger a la juventud « de la violencia de la tauromaquia » (12).

Afortunadamente, y a pesar de la censura férrea que los grandes medios de comunicación imponen para esconder estos datos capitales, los medios independientes, científicos, alternativos, así como las redes sociales y su irrefrenable expansión, han permitido que esta información permee gradualmente y llegue a cada vez más personas. Es así como, confrontados a un declive en picada de la popularidad de sus inmolaciones masivas y a un número cada día mayor de ciudadanos opuestos declaradamente a su realización, los empresarios de la tauromafia, a través de sus agentes y lacayos en ayuntamientos, cabildos y alcaldías, se ven hoy en día forzados, retomando su propia expresión, a « blindar » su « fiesta » macabra, es decir, sus hecatombes y asesinatos (13), lo cual llevan a cabo prohibiendo todo debate público, vetándolo en especial en asambleas y audiencias legislativas, bloqueando cualquier consulta o referéndum, y en su lugar imponiendo literalmente de la noche a la mañana « decretazos » repentinos, mandatos arbitrarios y unilaterales para declararla pomposamente « patrimonio inmaterial » o « intangible ». Con este grosero pero impactante ardid, le hacen creer a la ciudadanía incauta que estas prescripciones serían definitivas, intocables, irrevocables. Por supuesto, nada es más falso que esta falacia mendaz, dado que la UNESCO jamás ha avalado y menos protocolizado como patrimonio prácticas que generen divisiones sociales, negándoles así cualquier reconocimiento y validez universales. De esta forma, tanto lo arriba expuesto, como este tipo de abusos, no han logrado a la larga sino despertar paulatinamente, incluso en el seno de la esfera política, la indignación de legisladores que cada vez toman mayor conciencia de la gravedad de este problema y empiezan a manifestar su descontento y condena de semejantes procedimientos y depredaciones. Desfalcos una tal magnitud y recurrencia, que campañas abolicionistas enteras son constituidas alrededor del mundo, particularmente sobre la base de ese único concepto (14).

A fin de cuentas, y aunque no sin razón todavía se vanaglorian de su gran poder, los empresarios ven sin embargo sus espacios reducirse poco a poco, cada vez más y más, y se ven forzados a hurgar día a día más lejos y con mayor dificultad, esperanzados en substraer fondos públicos que les es cada día más complejo encontrar.
Mendigos millonarios pues, ricachos mendicantes, pudientes menesterosos quienes, a fin de poder seguir deleitándose con los infames tormentos de sus rituales de sangre, se ven obligados a pordiosear limosnas de un ayuntamiento a otro, dándole así al siniestro objeto de sus placeres una agonía tarda, lenta, lánguida, y conforme a su propia naturaleza: vergonzosa, denigrante, indigna, nefanda, deshonrosa. En dos palabras, una decrepitud y un ocaso tan bochornosos y degradantes que – en opinión misma y explícitamente declarada de algunos tauricidas más lúcidos – ni siquiera nosotros, los abolicionistas, hubiéramos podido soñar tan bella...    

Conclusión

     Como lo hemos visto, al considerar a los bárbaros tauricidas estamos hablando en su conjunto, a grandes rasgos e independientemente de su influencia, clase y rango sociales, de especímenes pertenecientes a las capas más bajas de la humanidad, la bazofia de la sociedad; energúmenos sanguinarios, nefastos y fachosos que, a la vez que fustigan a todo detractor con monsergas sumistas y peroratas moralizadoras – cuando no a porrazo franco –, se gastan fortunas y derrochan valiosos y malversados fondos públicos embriagándose y divirtiéndose en juegos bestiales, inhumanos y sanguinolentos, acordes a su naturaleza primitiva, enfermiza, promiscua y tribal. Humanoides pues que en términos globales adolecen de una moral y de principios éticos generalmente inexistentes, entes infradotados con capacidades intelectuales muy pobres, como se puede constatar fácilmente y, por si esto fuera poco, mermadas por patologías manifiestas y muy graves que tratan de disimular acumulando dinero y exhibiendo, de serles posible, ostentosos signos de riqueza. Esfuerzos vanos, despilfarrados en un ilusorio afán de diferenciarse de esa misma chusma rancia y frívola de la que proceden, cuyos bajos instintos comparten y, por lo tanto, desdeñan, repudian, y fingen desconocer…
En resumen, taras, degeneraciones y vicios que sin duda merecen la más cuidadosa y apremiante atención profesional por parte de las instancias competentes médicas, políticas, legales y carcelarias – tanto por el bienestar de los propios interesados como para garantizar la seguridad de las personas que orbitan en su entorno –, todo ello en nombre y cuidado de una sociedad que se quiere compenetrada, comprensiva y, sobre todo, compasiva hacia sus elementos más rezagados, pero también justa para con el grueso de la población que la compone, y cuya protección, seguridad, y salud cabales, nuestras autoridades tienen la obligación de garantizar.

http://torossitorerosno.blogspot.mx/2014/10/certamen-internacional.html

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Notas

1) Vuelta todo un lema del combate abolicionista internacional, la locución « Toros sí, toreros no », que da nombre a nuestro movimiento internacional y concurso anual, es originalmente una expresión acuñada por el escritor y dibujante mexicano Eduardo del Río « Rius », nuestro presidente de honor, quien la empleara como título de su icónico libro anti-taurino publicado en 1990.

2) La expresión no es nuestra, la tomamos del propio escritor español Fernando Sánchez Dragó, gurú totémico de los patógenos ofuscados tauromáquicos, quien se complace en desarrollar largamente el tema del ritual sacrificial ante todo aquel que esté dispuesto a escucharlo… En lo referente a los orígenes de las matanzas taurinas, este autor no vacila en hacerlos remontar a los de la mismísima Atlántida, no titubeando tampoco en otorgarle el muy dudoso (y más triste aún) título de « primer torero de la historia » nada menos que al legendario héroe Aquiles…

3) « Los animales poseen un alma y los hombres deben amar y sentir solidaridad con nuestros pequeños hermanos. Son el fruto de la creación activa del Espíritu Santo y merecen respeto. Los animales están tan cerca de Dios como lo están los hombres » (Juan Pablo II, 19 de enero de 1990). Consultar también la obra de Mons. Mario Canciani: https://www.facebook.com/photo.php?fbid=242538672449104&set=a.241269045909400.53304.240564585979846&type=1&theater&notif_t=like

4) Las corridas de toros están expresamente prohibidas en el 96% de los países del orbe, donde son consideradas un crimen y castigadas como tal. En la mitad del 4% restante, es decir, los ocho países infectados por esta ponzoña (España, México, Colombia, Perú, Venezuela, Ecuador, Bolivia, y Francia), estos « espectáculos » ni siquiera están permitidos en la totalidad del territorio… El mejor ejemplo de ello es sin duda Francia, donde un torero que torture a un bóvido fuera de los once departamentos específicos en los que un apartado los tolera por concepto de « excepción a la ley » (« Alinéa 3 »), es considerado jurídicamente como « criminal » y penado con dos años de encarcelamiento y 30 000 euros de multa.

5) Consultar el estudio: « Psicología de la afición taurina »: http://s3.amazonaws.com/innkusites/assets/793/original/104020801400157.pdf?1243200834

6) El 5 de febrero de 2014, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a través de su Comité de los Derechos del Niño (máximo órgano mundial en materia de cumplimiento de la Convención Internacional de los Derechos del Niño) ha instado formalmente a apartar a la infancia y a la juventud de la barbarie tauromáquica por juzgar y calificar esta práctica sanguinolenta y brutal expresamente de « actividad violenta a la que se expone al niño desde pequeño VULNERANDO SUS DERECHOS a la integridad física y moral ». En dos palabras, de ser un vector de CORRUPCIÓN INFANTIL. En efecto, los psicólogos y psicoanalistas de la infancia han declarado y denuncian que la exposición a los espectáculos sangrientos en los que se hiere, tortura y mata a un animal es susceptible de causar no menos de diez trastornos mentales en los menores de edad. Ver: https://www.facebook.com/movimientoconscienciamx/photos/pb.421558884558975.-2207520000.1409434065./609442882437240/?type=3&theater

7) Declaración de Cambridge del 7 de julio de 2012: Reconocimiento oficial de la conciencia de los animales por los más eminentes neurocientíficos del mundo, bajo la égida de Stephen Hawking:
- http://www.youtube.com/watch?v=N4TfI8D2TgE&feature=youtu.be
- http://www.iieh.com/noticias/339-declaracion-de-cambridge-sobre-la-conciencia
- http://fcmconference.org/
- http://fcmconference.org/img/CambridgeDeclarationOnConsciousness.pdf

8) Bien ignorante o inocente quien, a pesar de lo que se presencia claramente y a la luz pública en encierros, plazas y ruedos, creyera que la saña, la inquina, la tirria, el sadismo de este tipo de sujetos se limita sólo a los pobres animales, y cada mes, por no decir cada semana en función de las temporadas, nos brinda ejemplos más lamentables unos que otros de las pulsiones y violencia irrefrenables de semejantes adefesios. Quizás el más sonado de ellos en años recientes lo constituya el caso de Rodilhan, donde el 8 de octubre de 2011 un pequeño grupo de valerosos activistas pacíficos y atados en el suelo fue literalmente linchado por los bárbaros rabiosos, obnubilados, cegados por la ira: http://www.youtube.com/watch?v=X_dP8_73KPM
    
9) Gran expansión económica tras la reconversión del sector « taurino » en Barcelona (datos diversos): https://www.facebook.com/240564585979846/photos/a.308578382511799.65817.240564585979846/308604952509142/?type=3&theater

10)  Violencia doméstica y maltrato a los animales:
- http://bloc-cat.pacma.es/cast/2014/08/26/la-violencia-domestica-y-el-maltrato-animal-entrevista-a-la-dra-nuria-querol/
- http://www.gevha.com/analisis/articulos/violencia-general/1173-violencia-domestica-y-maltrato-a-los-animales
- http://www.academia.edu/1849435/Violencia_domestica_y_maltrato_a_los_animales

11) El 9 de septiembre de 2014, el FBI clasificó el abuso a los animales como « crimen contra la sociedad », equiparando formalmente el abandono, la crueldad, y la tortura contra los animales, al « asesinato » (sic: « murder »), tráfico de drogas, asalto, [e] incendio voluntario », nada menos. Lo siguiente es lo que el FBI considera crueldad contra los animales en su reporte: « emprender intencionalmente, a sabiendas o por imprudencia una acción que maltrate o mate a un animal, como torturar, atormentar, mutilar, estropear, envenenar o abandonar ». Se evoca igualmente el « transporte o confinamiento de un animal de forma que pueda causar lesiones o muerte; motivar a un animal a pelear contra otro; infligir dolor innecesario excesivo o repetido », así como el « uso de objetos para golpear o lastimar a un animal ». Como vemos, salvo por el envenenamiento, las corridas de toros reúnen en sí mismas y por sí solas absolutamente todas las causales de abuso y crueldad señaladas como actos criminales por el FBI.

12) Ver la nota 6, así como la investigación videográfica « Aprender a matar», breve documental de Pablo Knudsen sobre las escuelas taurinas y la corrupción de la infancia: https://www.facebook.com/video/video.php?v=285754974774095

13) Ver nota 11.

14) Citemos por ejemplo la brillante campaña Galicia Mellor Sen Touradas (http://www.galiciamellorsentouradas.org/), actualmente en curso y próxima a abolir las corridas de toros en aquella comunidad del norte de España, o la iniciativa legislativa popular Pan y Toros (http://www.panytoros.es/), ambas enfocadas a la denuncia y supresión de los subsidios públicos a la tauromaquia y de los privilegios político-financieros del lobby de la tauromafia.

http://torossitorerosno.blogspot.mx/2014/10/certamen-internacional.html


 

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